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San PAULINO


San Paulino es el patrón de Codes, y durante los años sus celebraciones rivalizaron, e incluso superaron en importancia a las de su patrona, la Virgen del Buen Suceso.


El 4, 5 y 6 de mayo eran fechas de fiesta “mayor” en el pueblo. Tres días en los que sus habitantes y numerosos familiares y forasteros celebraban los correspondientes actos religiosos y los esperados bailes.

 

CRUZ DE MAYO


Preámbulo de las festividades de San Paulino, se celebraba el tres de mayo. Austera en las formas se realizaba a primeras horas de la mañana. En ella se realizaba la bendición de los campos al “pago” que pertenecían.

En Codes existen dos pagos, el de arriba que incluye todo lo que queda a la izquierda de la cruz del Castillo y el de abajo, que por el contrario encuadra lo que queda a su derecha.

Los pagos alternaban año a año, y según correspondiera el pago ese año se realizaba en la Cruz del Castillo (pago de arriba) o en la Cruz existente en la Ermita de la Virgen del Buen Suceso (pago de abajo).

Tras una misa, se salía en procesión hacia donde correspondiera, encabezada esta por los monaguillos y el sacristán que portaba la cruz.

Llegados al Castillo o Ermita, el cura ponía unos pequeños velotes en las hornacinas, talladas a forma de crucifijo, en las cuatro caras de la parte superior de las cruces que se encontraban en estos sitios y que simbolizaban los cuatro puntos cardinales y con ello sus vientos: El Cierzo en el Norte, el Ábrego en el Sur, el Regañón en el Este y el Solano en el Oeste

Tras esto incensaba y rezaba un responso a forma de bendición y de plegaria para que trigos y cereales fueran buenos ese año.

Tal era de frío el tiempo en algunos años que cuando tocaba pago de arriba y la procesión llegaba al Castillo, la comitiva de feligreses se detenía y resguardaba en las cortes y pajares, únicamente acercándose a la Cruz el cura, sacristán y monaguillos que realizaban el ritual.

Se volvía a la iglesia dando por finalizado el acto y cada codeño se marchaba a realizar sus quehaceres y tareas cotidianas, pues no era día de celebraciones.

 

SAN PAULINO


San Paulino, patrón de Codes, se celebra el día 4 de mayo. Su talla se encuentra presidiendo el altar situado según se mira a la derecha del principal de San Pedro.


Terminada la novena llegaba al día de la víspera, y ya limpias y preparadas las calles y ambas plazas, los niños iban a la fuente de abajo a esperar a los músicos de Maranchón (los “Rodrigo” y los “Jaraba”) que al llegar al pueblo daban una vuelta a forma de pasacalles tocando sus instrumentos.





4 de mayo (San Paulino)


Comenzaban los tres días de fiestas patronales de la localidad con un “Rosario de la Aurora” y diana en la que los vecinos se preparaban para la Misa Grande, en la que se adoraba la reliquia de San Paulino y para la posterior procesión por las calles del pueblo.

La iglesia estaba adornada en lo que “la pobreza” del pueblo permitía y en la misa participaban los gaiteros venidos de Maranchón.

La procesión transcurría por el pueblo con el santo en la peana, como era costumbre con los niños delante, y los mayores detrás, eso sí, siempre guardando el estricto orden que situaba a las mujeres a la derecha y a los hombres a la izquierda.

Una vez finalizada los mayordomos del Santo, celebraban un “Refresco”, evento en el que invitaban a sus familiares, allegados y amigos.

 

El “REFRESCO” y los Mayordomos


Nombre que tomaba la invitación que realizaban los mayordomos tras la Santa Misa en las celebraciones principales del pueblo.

Como normalmente eran varios, se realizaba en casa del mayordomo principal, que era el primero por “adra” para ese año.

Hasta los años cincuenta eran cuatro los mayordomos que organizaban la festividad de San Paulino, posteriormente pasaron a ser únicamente dos mayordomos.

Se reunían en casa del Mayordomo principal los invitados de todos ellos junto con las autoridades religiosas y municipales del pueblo. Se da la circunstancia que esta invitación sólo era extensible para los varones, quedando fuera de ella las mujeres.

La costumbre dictaba que los mayordomos invitaban a coñac o anís junto con magdalenas caseras. Los licores eran comprados “a granel” y cada mayordomo aportaba dos magdalenas por cada invitado a su nombre. Hacía especial el acto que únicamente se utilizaban dos pequeñas copillas depositadas sobre una bandeja de las que bebían una consumición a elegir los cerca de 80/100 participantes. Si la economía de algún mayordomo lo permitía, siendo casos excepcionales, se invitaba a una segunda consumición a los asistentes. Mandaba la tradición que el sacerdote y religiosos sólo tomaran leche.

 

En esta festividad las familias, y dentro de su pobreza, se engalanaban y además preparaban “mejor comida” que cotidianamente pues no todos los días se celebraba con los allegados y conocidos el patrón del pueblo.


Sobre las cinco comenzaba la jornada de baile en la plaza grande y era amenizada por los gaiteros de Maranchón. Inicialmente eran un grupo de 7/8 personas pertenecientes a las familias de los “Jaraba” y los “Rodrigo”, reduciéndose a dos personas en los últimos años de celebración de la festividad, el matrimonio formado por la “Cruz” y el Perico.

Decir que tanto jóvenes como mayores participaban activamente en el Baile, las mozas al centro del frontón, los mozos a su derecha y los mayores sobre los poyatos del lado izquierdo.

Provistos de botas y garrafillas, donde guardaban el vino y el anís adquirido a granel, los mozos aguardaban a solicitar baile a las jóvenes del pueblo.

Sólo paraba el baile para la cena, y continuaba de nuevo a las diez y hasta la medianoche en las que las mozas retornaban a sus casas. Para los más fiesteros quedaba la visita a la taberna y la posterior “ronda” por el pueblo…


Así sería como quedaría el programa de fiestas si hubiera existido:

5 de mayo

En el segundo día se celebraba Misa de Difuntos y tras ella, y antes de comer, había baile con los gaiteros de Maranchón en la plaza pequeña del pueblo. En ese momento era cuando se sorteaba la rifa y mientras esto sucedía los mozos del pueblo jugaban a la pelota en el frontón del pueblo.

Por la tarde se realizaba una nueva sesión de baile igual al del día anterior, amenizada por los gaiteros y hasta la medianoche.

Decir que no sólo eran canciones y pasodobles tradicionales las que se interpretaban, sino que los codeños disfrutaban de los más novedosos, exitosos y actuales “temas”.

En ambos días de Baile, acudían a este confiteros de las localidades de Villel y Maranchón que ponían a disposición de mayores y pequeños deliciosos dulces, garrapiñadas y frutos secos. Durante la tarde, y previa compra de papeletas, realizaban sorteos de surtidos de sus productos, diferenciados para los niños y adultos.


6 de mayo

Último día de las celebraciones, con un único acto en el día, la merienda y el Baile vespertino, que al haber retornado ya los músicos a Maranchón, era amenizado por los jóvenes del pueblo que tocaban y entonaban las canciones que conocían.

 

A parte de la fiesta en sí, y de la devoción que se tenía, todas estas fechas servían de referencias para cosas de la vida cotidiana de aquella época: En San Paulino, se hacía limpieza general de las casas, y se preparaban para el verano, la siega, la siembra…

 

SAN GUILINDÍN


Así era conocido San Paulino para los habitantes de los pueblos del Valle del Mesa (Mochales, Villel…)

Rezaba el dicho de estos que “hasta que no pase San Gilindín el tiempo sería malo” (haciendo referencia a las festividades en Codes).

Nada más lejos de la realidad meteorológica, pues aunque era el mes de mayo, eran frecuentes las heladas y corrían peligro sus huertas y frutales. Todavía no conocían el “cambio climático” y el tiempo era “más tardío” del actual.

Que decir que este año ha sido un claro ejemplo de ello y las recientes heladas han afectado a todo el valle del Mesa.

 

De nuevo, esta festividad desaparece tal y como hemos contado en los años sesenta, cuando se agudiza en nuestro pueblo la despoblación hacia las ciudades.


En los últimos años la Asociación Cultural ha intentado recuperar esta festividad para todos los vecinos del pueblo, realizando una merienda el sábado más cercano a la festividad, amenizada con música y en la que no faltan las rosquillas y el vino dulce...

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