Son mediados de agosto, y los habitantes de Codes se preparaban para la celebración de San Roque y con ello de su Soldadesca, que sin duda era y es una de las tradiciones más antiguas y arraigadas en este pueblo de la provincia de Guadalajara.
Son los codeños más mayores los que recuerdan su celebración desde que tienen uso de razón y la viven con gran fervor, pues no hay familia en el pueblo que no haya participado en su comitiva y homenaje al Santo Roque.
Se celebraba, y celebra nuevamente, en la onomástica de San Roque, el día 16 de agosto, ahora junto con las Fiestas Patronales del pueblo, pero antes como fiesta única e independiente.
Vamos a intentar conocer en profundidad como la conmemoraban, festejaban y vivían los habitantes del pueblo, gracias a los recuerdos de los partícipes más mayores y lo narrado por el etnógrafo guadalajareño Sinforiano García Sanz, en su visita realizada a Codes a finales de los años cuarenta / principios de los cincuenta para conocer, documentar y publicar más tarde (en 1987) acerca de la entonces desaparecida Soldadesca.
Sin documentos que lo atestigüen, queremos creer que está tradición se remonta a principios o mediados del siglo XIX, como mínimo, pues los trajes de la Soldadesca original seguían patrones similares a los de infantería de las tropas napoleónicas que ocuparon la península ibérica en dicho siglo.
En esta celebración se venera a San Roque, santo francés del siglo XIV, que en las rutas de peregrinación a Roma dedico su vida a curar a todos los infectados de la peste que asolaba el continente europeo.
El porqué se celebra la Soldadesca de Codes.
La Soldadesca de Codes es de las más septentrionales de esta zona de Castilla y no se asemeja en formas o motivos de celebración a cualquier otra que se conozca, haciéndola única.
Hace gala al significado de “soldadesca” y está compuesta por una formación de soldados, conforme a una jerarquía establecida, a diferencia de lo que ocurre con otras soldadescas, las cuales están formadas por una agrupación de devotos sin vestimentas y vinculaciones militares.
En toda la geografía peninsular las “soldadescas” hacen referencia a celebraciones en las cuales se honra generalmente a la patrona de la localidad, se venera a las Ánimas como parte de las festividades de carnaval, se representan luchas entre Moros y Cristianos, son obras cómico-satírico-taurino-burlescas personificadas por el pueblo para entretenimiento de sus autoridades, o simplemente aluden a los llamados “dances”, representaciones teatrales populares de la región de Aragón.
Por el contrario, en Codes la Soldadesca tiene un motivo simple y directo, escoltar y venerar la imagen de San Roque, que es sacada en procesión, muy probablemente, en un inicio de la festividad, para agradecer a dicho santo su protección en tiempos de enfermedades y epidemias (peste), y posteriormente para solicitarle su amparo y protección ante las venideras enfermedades y epidemias que estuvieran por llegar. Es costumbre de quienes solicitan que se “corra” la bandera frente a sus casas pedir por la salud de sus familiares y allegados.
SAN ROQUE. Santo nacido a principios del siglo XIV en Montpellier (Francia), hijo de una familia muy adinerada. Quedó huérfano muy joven y vendió toda su herencia, con el deseo de seguir en la pobreza a Jesús, ingresó en los Franciscanos y se puso en peregrinación hacia Roma.
Camino a Roma, se estableció en la Toscana, sirviendo en su hospital al cuidado de personas que habían contraído la peste y consiguiendo curaciones admirables e inexplicables difundiéndose así su fama.
De regreso a Francia, y siguiendo al cuidado de los apestados, enfermó de peste y se retiró a un bosque, donde cuenta la leyenda que, en un estado moribundo, era un perro quien le llevaba pan y le alimentaba, y posteriormente rescatado por el dueño de este al que el can cogía el pan.
Recuperado retomó su camina a su Montpellier natal, pero fue apresado acusado de espía, y murió encarcelado.
Posiblemente San Roque sea de los santos más populares, pues raro es que no haya iglesia o ermita de la zona que no lo tenga en sus altares, como sucede en Clares y Turmiel donde es el patrón de la población.
Es el santo protector ante la peste y toda clase de epidemias, y su intervención era solicitada por los habitantes de los pueblos, y ante la desaparición de las mismas reconocían la intervención del santo. En su onomástica los habitantes de Codes, lo veneraban (y veneran) en procesión, pidiéndole protección ante epidemias y enfermedades, en sus calles y siendo escoltado por un grupo de soldados que habían jurado su fidelidad al santo, a los que se les denomina Soldadesca.
PROGRAMA DE LA SOLDADESCA desaparecida de Codes
Llega la víspera de San Roque - 15 de agosto - y los componentes de esta Soldadesca son recogidos a toque de tambor por el tamborilero (sobre las ocho/nueve de la tarde), que recorre las calles del pueblo y reunidos en la casa del capitán, para después acudir a la iglesia, donde se celebran solemnes vísperas.
Una vez celebradas estas, recorren el lugar formando un batallón, al tiempo que el abanderado “corre” incesantemente la bandera.
La Soldadesca está formada, según orden de jerarquías, por: 1º El Capitán 2º El Abanderado 3º y 4º Los de las lanzas 5º El Entrante, o Último, o Escopeta. 6º El Tamborilero (siempre el mismo). 7º El Asistente del Capitán (un chico al que llaman soldadillo, que suele ser de la familia del Capitán).
Al siguiente día – San Roque (16 de agosto) -, muy de madrugada, lejos del amanecer, y tocando diana por parte del tamborilero por las calles del pueblo agrupando la formación y juntándose en casa del capitán para almorzar. Posteriormente se reúne toda la comitiva para ir de cacería y cobrar algunas piezas con las que poder preparar la merienda-cena de ese día, procurando estar de vuelta antes de la hora en que comienza la misa mayor, ya que poco antes de esta el tamborilero recorre el pueblo, rodeado de niños, anunciando la fiesta y recogiendo a los componentes de la Soldadesca para reunirlos en la casa del capitán, en cuya casa, a la puerta, “corre” la bandera, para allí dirigirse en perfecta formación a la casa del señor cura, mayordomo y autoridades y acompañarles a la iglesia. En la puerta del templo, son recibidos por el cura, y se hace flamear nuevamente la bandera y cuando el abanderado da señales de cansancio, el entrante (que lleva la escopeta), dispara al aire.
Tan pronto como suena el disparo entran en la iglesia todos los componentes de la soldadesca, haciéndolo a todo correr para colocarse en los bancos de las autoridades, donde oyen la Santa Misa.
Las armas e insignias quedan a la puerta de la parroquia donde al terminar la misa y saliendo los primeros, las recogen y permanecen a la espera, en el pórtico, que saquen al Santo sobre andas que portan cuatro hombres del pueblo.
En el transcurso de la misa y durante la consagración, el tamborilero situado en el coro de la Iglesia durante toda la eucaristía, realiza dos toques de tambor, uno para la consagración del vino y otro para la del pan.
Entonces, el abanderado se pone de rodillas y corre la bandera. Dispara el entrante un tiro y cesa el flamear, ordenándose la procesión que va a tener lugar inmediatamente.
El capitán va delante con su asistente. Le siguen el abanderado, el tamborilero y el entrante. A cada lado del Santo el tercero y el cuarto. Van cubiertos, cosa que no estaba permitido en el interior del tempo, mientras oían misa.
Terminada la procesión, que ha recorrido todo el pueblo, y antes de volver la imagen a la iglesia, el abanderado vuelve nuevamente a correr la bandera, poniéndose de rodillas delante del Santo y quitándose el sombrero, acto que realiza un “lanza”, el cual lo custodia y se lo vuelve a poner al finalizar. A un nuevo disparo cesa este acto y finaliza la procesión realmente, entrando el Santo en la Iglesia.
Posteriormente la Soldadesca, en unión del sacerdote, las autoridades e invitados, son obsequiados en la casa del capitán con licor (anís, coñac o aguardiente) y magdalena, invitación que recibe el nombre de “refresco”. También acuden a la casa del capitán del año anterior y “corren” la bandera y darle la novedad si la hubiere.
Este “refresco”, típico tras las procesiones de todas las celebraciones religiosas principales del pueblo era exclusivo para los varones y sólo se podía acudir a él con la invitación explicita de sus organizadores, los mayordomos y este caso el capitán de la Soldadesca.
Por la tarde se hace otra procesión similar a la de por la mañana, esta vez sin Santo. Después el batallón recorre el pueblo corriendo la bandera y disparando delante de las casas que lo solicitan y pagan.
Los devotos del Santo, que así lo desean, pueden solicitar y optar a “correr la bandera” ante la puerta de sus domicilios, bajo la mirada de familiares y conocidos, a lo que el abanderado consiente gustosamente si antes lo autoriza el capitán. Se trata normalmente de antiguos componentes de la Soldadesca y que tiempo atrás y en su paso por la formación han ocupado la insignia de abanderados. Es un momento de emoción y orgullo para estos devotos y sus acompañantes, pues aquí demuestran su fervor al Santo y piden por su salud y protección, junto con la de sus familias.
Los componentes de esta Soldadesca tienen prohibido fumar, hablar o reír en sus desfiles callejeros, aunque los naturales lo intenten por todos los medios. Por eso se ve a la Soldadesca con gesto agrio y seriedad más bien provocada.
Antes del anochecer se reúnen todos en la ermita que hay extramuros del pueblo para hacer el cambio de insignias. Son recogidas todas por el capitán, que es el único saliente, y entonces la suya se la da al abanderado; la bandera al tercero; una de las lanzas, al cuarto y la otra al entrante o último; la escopeta se la entrega al nuevo que entra a formar parte de la soldadesca, que siempre lo hace por promesa y si algún año nadie hubiese hecho ese voto, se nombra la último, por riguroso turno dentro de los componentes de la Cofradía que está compuesta por casi todos los hombres del pueblo, bien sean solteros o casados.
Durante este cambio de insignias y bajo el amparo del altar de San Roque en la ermita, se dice que los componentes realizan unos “juramentos” en honor al Santo. Este acto no puede ser constatado como tal pues los participantes se comprometían a guardar silencio y secreto respecto a lo que allí sucedía.
Desde la ermita se dirigen a la casa del nuevo capitán (que lo será para el año próximo y que fue abanderado durante la fiesta de ese año) donde son invitados, despidiéndose después.
SAN ROQUE de MODOJOS y el JURAMENTO “SECRETO”
Distante de Codes varios kilómetros, y en la cima este del cerro en el que se sitúa nuestro pueblo, se encuentra el despoblado de Modojos. Desde hace siglos abandonado, lo que fuera el pequeño caserío, con su ermita, se encontraba situado en el "hondo" entre el Cerro de Codes y otro cerro anexo, conocido como "La Muela". Es una zona con manantiales, que aun brotan, como La Canaleja y la Pila, que la hacen idónea para su población. La Ermita denominada de San Bartolomé fue el edificio más significativo del despoblado de Modojos, y su existencia perduró hasta el siglo pasado. De una sencilla planta rectangular, albergaba una imagen de San Bartolomé en una hornacina de piedra en lo que era su Altar Mayor. La imagen del santo fue subido a la Iglesia de Codes, donde se conserva.
Este templo estaba bajo la advocación de San Roque y los dichos de los más mayores del pueblo nos indican que posiblemente el origen del Altar de San Roque situado en la ermita también proviniera y se trasladara de esta ermita situada en Modojos. Es ante este altar e imagen sobre la que los componentes de la Soldadesca realizaban el cambio de insignias (rotación en los puestos) y prestaban su juramento “secreto” de fidelidad ante el Santo.
Tal era la devoción al juramento de los componentes de la Soldadesca original, que siempre han respondido con el absoluto silencio a las preguntas al respecto, e incluso con enfado si había insistencia en la consulta.
Si observamos el altar y nos guiamos por la rumorología popular al respecto, podemos contemplar como el altar dispone de un pequeño sagrario o tabernáculo cerrado con llave, donde bien el Capitán podía guardar los textos de los juramentos y lo relativo a este acto final de la Soldadesca.
Dejaremos en nuestra imaginación lo que allí sucedía, pues este era, y es, el deseo de quienes participaron de este acto que se realizaba en el programa original de la Soldadesca.
El TAMBORILERO – El "Tío Nicomedes" y su hijo Mariano
Mientras que el resto de los puestos de la Soldadesca sufrían variaciones, según accedían a la formación los nuevos componentes, y se realizaban los cambios de insignia en esta durante los años posteriores, el puesto de tamborilero fue un puesto prácticamente vitalicio.
Los más mayores siempre recuerdan que esta insignia, la de tamborilero, recaía en el Tío Nicomedes (imagen izquierda), que lo era año tras año hasta su fallecimiento en el que fue sustituido por su hijo Mariano (imagen derecha).
De igual manera añoran lo virtuoso y excepcional que era con el tambor y el sonido de sus “retoques”, más fuertes y profundos, totalmente diferentes de los actuales, al ser el antiguo instrumento fabricado en piel.
En Codes se “corre” la bandera…
Hecho significativo de la Soldadesca de Codes es que su abanderado “corre” la bandera, como así lo han denominado siempre los lugareños. Aquí en Codes no se flamea, se banderea, se baila, se da, se reverencia o se danza la bandera, sino que se “corre”.
Y siempre siguiendo un mismo patrón, por la mañana a la salida del templo y hasta que se da por finalizada la procesión el abanderado de rodillas y frente al Santo, “corre” la bandera 24 veces, alternando tres a la izquierda, tres a la derecha.
Por la tarde, recorren el pueblo y en determinadas ubicaciones, se colocan en círculo y el abanderado “corre” la bandera de pie, tres veces a la izquierda y tres a la derecha frente a cada componente de la Soldadesca, desde el lanza al capitán.
Diferentemente a otros sitios, el acto de “correr” la bandera no es acompañado de danza o música, sino que se trata de una actuación sobria de veneración y respeto al Santo en el más profundo silencio de la formación y asistentes.
A esta sobriedad se le une el diseño de la bandera, grandes cuadros rojos, una “cruz roja de doble travesaño” y la leyenda: “Codes 16 agosto 1928” conforman únicamente su estampa.
Todas estas peculiaridades hacen que la Soldadesca de Codes sea aún más única y no se asemeje a otras festividades existentes en la geografía española.
La bandera de los orígenes.
La bandera de la Soldadesca ha seguido un mismo patrón y trazas en el último siglo, al menos desde el año 1928, y, a la hora de recuperar la tradición, se optó por realizar una nueva bandera imagen fiel de la anterior que se utilizaba. Tal es la aceptación por parte de los codeños de su diseño de cuadros rojos y blancos que estos se han erigido en señal de identidad a la hora de hablar del pueblo.
Guiados por la estética y antigüedad de las vestimentas y complementos, queremos creer que la Soldadesca original es anterior a la fecha que se data en el último modelo de bandera, y que su origen se remontaría al menos a mediados del siglo XIX.
Junto con los trajes y demás complementos que se conservaban de la Soldadesca se encontraba otra bandera diferente en forma y diseño, y desconocida para la inmensa mayoría de los codeños. De forma rectangular y algo superior en tamaño a la actual, esta formada por cuadros rojos, blancos y anaranjados e incluye tres "cruces" totalmente idénticas a la que tiene la bandera de 1928.
Aunque no existe documentación gráfica que lo atestigüe, por las similitudes entre ambas, existen pocas posibilidades a equivocarnos si afirmamos que se trata de una bandera de la Soldadesca que se corría anteriormente a la actual, y que por lo cual es anterior a 1928.
La Rifa de San Roque. Como toda celebración que se terciaba en Codes, esta tenía su propia rifa que organizaban los mayordomos de la fiesta (en esta caso la familia del capitán de la Soldadesca) y su recaudación era destinada al Santo. Se realizaba tras la procesión una vez reunidos todos los partícipes del “refresco”.
Era una rifa diferente de las actuales, y no se vendían papeletas como tal, sino que se realizaba un listado con todos los participantes de cada hogar, incluso llegan a contar que participaban las personas ya fallecidas de la casa.
El pago de la rifa se realizaba generalmente con “huevos”, pues la economía de la mayoría de los hogares no permitía desembolsos monetarios, aunque estos fueran pequeños. Cada huevo permitía la participación de un determinado número de jugadores según establecían los mayordomos. Estos huevos eran vendidos en el estanco de Codes o en Maranchón para así conseguir el dinero en efectivo destinado al Santo.
Una papeleta por cada participante y por los premios (cuadros religiosos, toallas, manteles…) eran introducidas en una jarra o jarrón, y un niño las sacaba hasta que después de un nombre salía uno de los premios.
La vida cotidiana en el día de la Soldadesca
Era agosto y la mayoría de los habitantes del pueblo estaban en plenas tareas de siega recogiendo haces de trigo, siendo únicamente algunos pocos adelantados los que ya se hallaban trillando. En lo relativo al ganado, las ovejas y cabras permanecían cerradas durante el día pues el calor era excesivo para salir a pastar, tarea que se retrasaba hasta la noche.
Por ello ese día se madrugaba para acudir a las tareas del campo, pues eran pocas las horas disponibles para la faena, y sólo estaba permitido trabajar hasta poco antes de la Santa Misa a la que todos los codeños estaban convocados.
En las casas, la tarea de salir a pastar por las noches con el ganado se reservaba ese día para los más mayores de hogar, de manera que los más jóvenes pudieran participar del baile vespertino en la plaza del pueblo.
Fuera de los actos religiosos, era un día festivo en Codes, y terminada la Soldadesca se procedía a realizar una merienda y baile en la plaza, amenizado por los jóvenes del pueblo.
SU DESAPARICIÓN y posterior recuperación…
La despoblación de los pueblos españoles a mediados y finales de los años cincuenta, y que afecto drásticamente a nuestro pueblo, hizo que dicha tradición se suspendiera, pues nunca diremos que desapareciera, muy a pesar de los habitantes de Codes, que lucharon hasta al final para hacerla posible. En los años posteriores siempre se ha seguido celebrando la festividad de San Roque aunque huérfano de sus fieles “soldados”.
Procesiones de San Roque, sin Soldadesca, en los años setenta y ochenta
Un grupo de codeños, y junto con el apoyo de la Asociación Cultural, luchó por la recuperación de esta tradición en los años noventa del siglo pasado.
Recuperar la Soldadesca no fue un objetivo fácil y se tuvo que enfrentar a numerosas dificultades, como:
- La pérdida y deterioro que habían sufrido los trajes y bandera de la comitiva y que fueron rehechos a partir de los originales por las mujeres del pueblo.
- La formación de los nuevos componentes. Dichas personas fueron enseñadas a “correr la bandera” o tocar el tambor por los integrantes supervivientes de la original.
- La recuperación de los pinchos de los “lanzas”, a forma de cesión para la ocasión por el Obispado de Sigüenza, al haber sido depositadas en los años setenta en el Museo Diocesano de Sigüenza para su custodia tras la desaparición de esta.
- Adaptar su programa a los tiempos actuales y suprimir actos de ella, pues antiguamente, de madrugada, el tamborilero se encargaba de “tocar diana”, buscando a sus componentes de casa en casa y organizando en el orden establecido la formación del cuerpo de soldados. En casa del capitán de la soldadesca se tomaba un condumio de verdad. Posteriormente se juntaban todos los mozos y partían juntos a cazar: liebres, conejos, perdices, codornices y algún que otro tordo que servían para preparar la cena de aquella noche. De igual manera el acto de cierre de la Soldadesca, el juramento secreto y cambio de insignias que se realizaba ante el altar de San Roque que se encuentra extramuros en la Ermita de la Virgen del Buen Suceso también resultó suprimido del programa.
- La participación de los componentes, antes por “adra”, y en la que cada uno recorría durante varios años los diferentes escalafones de la formación. En la actualidad la gestión y la participación en el evento recae sobre voluntarios y miembros de la Asociación Cultural.
Soldadesca recuperada - 1996
Tras un arduo trabajo se logró recuperar dicha tradición en el año 1996 tras más de treinta años de olvido, manteniéndola y mejorándola hasta fecha actual, fe de ello es que fue declarada Fiesta de Interés Turístico Provincial en el año 1998 y que en la actualidad goza de un gran prestigio y reconocimiento, llegando a participar en Fitur 2010 en representación de la provincia de Guadalajara.
Atrás queda la antigua celebración de la Soldadesca y que con su recuperación ha dado lugar a otra nueva, no muy diferente de la original y adaptada a los nuevos tiempos, pero con igual arraigo entre los codeños que cada 16 de agosto salen a sus calles a celebrarla…
ENLACES EXTERNOS - REFERENCIAS - BIBLIOGRAFÍA
- Testimonios de los codeños más mayores, participantes en la Soldadesca desaparecida.
- “Breves datos sobre la desaparecida Soldadesca de Codes”, de Sinforiano García Sanz, 1987, en “Cuadernos de Etnología nº 2” de la Institución Marqués de Santillana.
- “Nuestro Patrón: San Roque” por Antonio Bueno Tabernero (2002) – Programa Fiestas patronales de Clares.
- "La Soldadesca de Codes", por Santiago Álvarez Bartolomé, en Sexmas. Revista de la Comarca de Molina de Aragón-Alto Tajo, nº 8 (Molina de Aragón, Verano 2005) y también publicado en “Cuadernos de Etnología nº 40” de la Institución Marqués de Santillana (2008).
- "MI QUERIDO CERRO" de Ambrosio Martínez Lope (2004)
- “En torno a las danzas y bailes de Guadalajara” por José Antonio Alonso Ramos, en Cuadernos de Etnología de Guadalajara nº 36 (2004)
- Exposición Fotográfica "Usos y Costumbres" 1998 - Asociación Cultural Amigos de Codes
- Exposición Fotográfica "Usos y Costumbres" 2009 - Asociación Cultural Amigos de Codes
- Imágenes de las Lanzas: José Miguel Lorrio Tello (2004)
- Fondo fotográfico Asociación Cultural Amigos de Codes
- “Alcarreños distinguidos: Sinforiano García Sanz”, por Francisco Lozano Gamo (2011), en www.aache.com
- Publicaciones Facebook “codesantiguo”
Reconocimiento a la labor de Don Sinforiano García Sanz.
Don Sinforiano García Sanz es un etnógrafo guadalajareño nacido en 1911 en Robledillo de Mohernando y en el seno de una familia labriega. Ya en Madrid, toma su primer contacto con los libros al trabajar como ayudante en el Centro de Estudios Históricos, lo que es hoy Consejo de Investigaciones Científicas. A finales de los años cuarenta regenta su propia librería y lo compagina con escribir todo aquello relacionado con las tradiciones de nuestra provincia, mostrando la pureza de la etnológica alcarreña, fruto de sus profundos estudios sobre las botargas, enmascarados y otras fiestas en Guadalajara.
Pionero y maestro en el estudio de la etnografía y costumbres populares en Guadalajara, viajo durante años por la provincia recopilando y documentando las tradiciones de los pueblos de la provincia. Codes lo visitó muy posiblemente en sus primeros años de actividad, pues a ello nos invita a pensar lo antiguo de las imágenes que tomó y las edades de los componentes de las Soldadesca que en ella aparecen, serían finales de los años cuarenta y como mucho inicio de los cincuenta. Debemos pensar que la Soldadesca, al igual que la casi totalidad de costumbres y tradiciones codeñas desapareció en la segunda parte de la década de los años cincuenta, tras la aguda despoblación a las ciudades.
Es en el año 1987 cuando decide publicar su estudio sobre la Soldadesca dentro los Cuadernos de Etnología de la Institución Marqués de Santillana, titulándolo “Breves datos sobre la desaparecida Soldadesca de Codes”.
Su artículo nos presenta dos imágenes de la Soldadesca, la que mostramos a la derecha y la tomada de la formación en el "portegao" de la iglesia a la salida de la Santa Misa.
Nuestro reconocimiento a su labor, pues gracias a ella podemos conocer todos los detalles, y en profundidad, de como era la Soldadesca ya desaparecida de Codes. Así lo atestigua la práctica literalidad del programa completo de actos que citamos en esta publicación.