Muchos de nosotros recordamos aquellas nevadas cuando los vecinos se levantaban y las puertas estaban casi tapadas de nieve, en especial la puerta de Isabel y Patricio, padres de Eugenio y Ángel, que por su situación era propensa.
El pan se traía de Maranchón con aquel carro y sus dos mulas, nuestro amigo Teófilo Vela que hacia cada dos días su viaje a Maranchón; quien no recuerda que con esas nevadas no se podía bajar con carro y había que hacerlo solo con las mulas con sacos, entonces los pantanos no pasaban sed.
Codes tuvo la suerte de tener su propia tahona montada por Mariano Andrea pero aun así se seguía consumiendo pan de los dos sitios, a mi nunca se me olvidara el esfuerzo de esa gran familia para mantener el negocio y el trabajo realizado a pesar de mi juventud en esos días, la panadería todavía existe, está montada en frente de la casa de Enrique, en el castillo.
Cuantas veces se hacían zofras para limpiar la carretera con pala para poder subir el pan y pudiera venir el médico y como no recordar a nuestro querido amigo Aurelio el cartero con su bicicleta que diariamente nos visitaba a pesar de las nevadas nunca faltaba, impresionaba ver la senda que tenía marcada con su bicicleta para venir desde Balbacil, nos hacía ilusión bajar al camino para subir con su bicicleta andando, pero era lo único que veíamos en aquellos años. Era un hombre de gran memoria, cualquier vecino que le preguntaba por unas señas, todas se las sabia.
Después le sustituyó Urbano Tello que durante dos años más o menos hizo el mismo recorrido Clares, Balbacil y Codes con su mula, hasta que se sacó su carnet y compró su Citroën Dos Caballos.
No se si os gustara o no este resumen,
pero a mi recordar las cosas del pueblo me gusta…
Anselmo Lope Andrea